jueves, 15 de diciembre de 2011

Escapada al Campo

Esta mañana en lugar de ir a clase he hecho una pequeña escapada al campo, cerca de Madrid, a las charcas de Los Camorchos, entre Torrelodones y Hoyo de Manzanares. De acuerdo con la Real Academia Española, esto significa:

Escapada:
2. f. Acción de escapar.
3. f. Abandono temporal de las ocupaciones habituales, generalmente con objeto de divertirse o distraerse.

Campo:
1. m. Terreno extenso fuera de poblado.
4. m. Sembrados, árboles y demás cultivos.
5. m. Sitio que se elegía para salir a algún desafío.

Así que eso hice, entended como más os gusten las acepciones, yo prefiero pensar en duelos y desafíos..

Los Camorchos se componen de varias charcas bastante amplias.

Están bien conservadas y la vegetación es abundante tanto fuera como
dentro del agua (pero en invierno no dice mucho).

Se encuentran rodeadas por encinares.

Tras un rato buscando herpetos por los alrededores de las charcas, con un frío y un viento bastante desagradables (sobre todo para ellos, que yo llevaba abrigo), no encontré nada más que una simpática rana que se encontraba próxima a la congelación. Aunque sabía que mis manos están cubiertas de secreciones capaces de herir la sensible piel de los anfibios, había lavado mis manos en la gélida agua de las charcas, y cuando noté la temperatura de la pobre rana, no pude evitar tenerla un rato en mi mano cediéndole un poco del calor que nos sobra y me pareció a ella le faltaba. 

El humus condensa minúsculas gotas de agua.

Esta simpática rana, me habría servido de modelo toda la mañana, como una
piedra sin moverse (estaba helada). Tras sustraer un poco del calor de mi
mano, recobró algo de movilidad, lo justo para esconderse por si sola.

Su piel está cubierta de glándulas, y siempre húmeda.

Cuando la solté, cerca de una piedra bajo la que podía guarecerse (la encontré apenas bajo una baldosa de un par de centímetros de grosor) ya había recuperado las fuerza suficientes para enterrarse por sus propios medios.
Como no tenía muchas perspectivas de avistar anfibios, decidí abandonar el entorno próximo de las charcas y buscar cualquier bicho que se dejase fotografiar. Dejé el macro puesto en la cámara y fui buscando bajo las piedras del encinar.

A estas alturas la mayoría de las colonias de hormigas no tienen ya
individuos alados, pero en esta colonia pueden verse todas las castas,
supongo que las aladas más grandes son futuras reinas.

Los cercos sirven a esta escolopendra como la cola a un mono o serpiente.

En la cabeza, sus fuertes forcípulas mantienen mis dedos a raya.

Durante unos segundos, observando la locomoción peristáltica de esta
lombriz, casi entendí a Darío y a Dolores.

Una pequeña oruga, desconocida para mi (si alguien la conoce que me
instruya) posa sobre mi dedo.

Aquí se observa fenomenal el acusado dimorfismo textual de las tijeretas
(Dermaptera), la hembra presenta unos cercos pequeños y rectos, mientras
que el macho tiene unos enormes cercos curvados formando una tenaza
que sirve para sujetar a la hembra durante la cópula.

Varios líquenes posaron también ante mi objetivo.

"Nemo me impune lacessit".


2 comentarios:

  1. Me encanta la foto del final de la escolopendra; casi casi parece un brazo y una mano agarrada al palo. Para mi próximo cumpleaños la quiero, junto con la de la cabeza (un único marco, dos fotos, mucho negro alrededor). Dicho queda :-)

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  2. MUY BUENAS TUS FOTOS, VAS MEJORANDO POR MOMENTOS.
    UN ABRAZO
    ALF

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