lunes, 5 de diciembre de 2011

Canencia

Después de subir hasta Canencia en coche, y dejarlo en el merendero, seguí un camino ancho (de uso forestal) que atraviesa el pinar para bajar hasta lo que llaman Collado Cerrado, el valle formado entre los dos pinares. En el centro de este valle hay un riachuelo, y por estas fechas está todo encharcado. Ahí es precisamente donde vivían los sapillos.
 
La ¿colina? de enfrente cerraba el collado y modelaba el valle.

Por el norte, el Collado Cerrado tiene una zona grandes y pulidas rocas,
(todas demasiado incrustadas para levantarlas) y unas bonitas vistas.

Esqueleto de un caballo que tuvo la mala suerte de alimentar a los buitres,
me pregunto qué haría las marcas de dientes que se ven en sus limpios
huesos... ¿lobos? ¿perros?

El valle entre las dos montañas estaba inundado, en las zonas donde se
ve "tierra" también se pisaba agua, pero pisando los matojos de hierbas
más grandes no te hundías.

Si el día no hubiese sido tan soleado, y la calima se hubiese quedado...
seguro que recordaría bastante a La Ciénaga de los Muertos. 

Después atravesé el valle y me propuse subir a la pequeña cima que lo cerraba por el este. La ascensión fue accidentada y fatigante. Pero desde arriba, además del valle, el Puerto de Canencia y la Sierra a lo lejos, se tenía una bonita panorámica de todo el Valle de Bustarviejo. Y unos cuantos buitres me regalaron su silenciosa compañía.


Desde la cima, mirando hacia el Valle de Bustarviejo y el Collado Abierto.

Panorámica del Valle de Bustarviejo.
  
Un buitre leonado me miraba con buenos ojos en su busqueda de carroña.
 
La piedra más alta de la cima más alta de los alrededores. Desde abajo
llamaba colina a este accidente del terreno, desde arriba me parecía
mucho más montaña.

Vista general del Collado Cerrado, desde la cima de la ¿montaña?.


Cuando estaba arriba, y teniendo en cuenta que me había costado más de tres horas llegar allí y el sol se acercaba peligrosamente al horizonte, decidí que no era mal momento para volver. Además mi única fuente de agua en todo el día había consistido en un par de mandarinas, y había perdido mucho más que eso en la subida, estaba sediento.

Sin embargo calculé mal y la vuelta fue muchísimo más rápida de lo esperado. Me metí por el pinar para bajar, y al cambiar la parte de escalada por "rappel entre las acículas" gané mucho tiempo. Además todas las fotos estaban ya hechas, todas las piedras investigadas, y mi determinación por la búsqueda de vívoras y otros herpetos estaba bastante minada. Llegué al merendero con luz de sobra.

Y cuando por fin llegué al coche, donde tenía una botella de agua fresca (esperándome desde hace meses en el maletero)... su legítimo propietario la reclamó, y tuve que dársela enterita. Rellenar nivel de agua. Solo un traguito con sabor a plástico pude regalarme...

En el viaje de vuelta aún paré dos o tres veces en el arcén para capturar esa luz del atardecer, siempre tan agradecida recortando la silueta de los árboles. Pero esas para más tarde, que esta entrada ya es demasiado larga...

3 comentarios:

  1. Bonitas fotos :-) Esas marcas de dientes que dices , además de de perros, podrían ser también de jabalíes; que no te extrañe...

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  2. Sólo unas precisiones toponímicas al reportaje:
    -El "Valle de Bustarviejo" se llama Valle Hermoso desde la Edad Media. De él toma nombre el collado (no valle, por favor), que a finales del s. XI ya aparece citado como Collado Hermoso (Collado Cerrado es del s. XIX, cuando se cerca la pradera donde nade el Arroyo de los Estepares, que vierte hacia Canencia).
    -La altura que cierra el collado por el NE es el hombro occidental de la Cabeza de la Braña, un poco más alta que el lugar desde el que se tomaron las fotografías, llamado Majada del Ortigal.
    Saludos

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  3. Vaya muchas gracias por tan precisa información señor Anónimo. :)

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