Desde la explanada del castillo se contempla una bonita panorámica de toda la ciudad nevada. |
Y nos paramos en absolutamente todas las tiendas de la milla, y en varios puntos de interés, de modo que echamos casi toda la mañana en el recorrido (afortunadamente Edimburgo no es muy grande y no teníamos que ir con prisas por temor a perdernos demasiado).
Las bufandas, kilts y otros textiles de cashemere con estampado de cuadros son el producto estrella del turismo en Escocia. |
Frente a la plaza del periquito (que por desgracia no todos alimentamos, al desconocer la tradición), el edificio más alto de edimburgo, The Hub, una antigua iglesia reutilizada como centro de información y cafetería (cosa habitual en Edimburgo).
The Hub, el edificio más alto de Edimburgo, un café que sirve de centro de información durante los eventos turísticos. |
Pocas manzanas después la Plaza del Parlamento, donde los reyes se erigían como tal, tres días después de su coronación en Londres de acuerdo con la tradición. Frente a esta plaza está el Ayuntamiento, bajo el que se encuentra The Real Mary King's Close.
Además de proclamarse monarcas, algunos también celebraban bacanales usando esta plaza como fuente y surtidor de vino. |
Frente al antiguo parlamento, las manos de varios escritores famosos nacidos en Edimburgo decoran el suelo. |
Junto a la estatua del empirista-escepticista David Hume (que no Desmond Hume, también escocés), el hombre más fotografiado de la ciudad practica su ruidoso arte. |
En el pequeño museo de la policía, además de pintorescos uniformes y armas de lo más expeditivas, se expone esta bonita cartera de piel, fruto del buen trabajo policial y de la confesión del bueno de William Hare. Una historia de lo más interesante, en la que se han basado un par de películas.
La confesión de Hare sentenció a muerte a William Burke por el asesinato de 17 personas para vender sus cuerpos al doctor Robert Knox. |
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